12/20/2009

Ah del barcoo!!

Perdón por la ausencia de estos días, pero he estado algo ocupado. Y no, no es que me haya ido de crucero precisamente. Aunque sí que he visitado la playa. La de Tuercespina, concretamente.
Aunque no creo que los piratas Velasangre se hayan alegrado mucho de esta visita, ya que hemos ido unos cuantos a "preguntarles" sobre unos cargamentos que habían "desaparecido", y viendo que casualmente ellos los habían encontrado, tuvimos que "razonar" con ellos la conveniencia de su devolución. Obvio es que no estaban muy dispuestos, pero con argumentos taaaaan convincentes como los nuestros poco tiempo necesitamos para "convencerlos". Dejad que os cuente, que aun me caigo de la risa cuando lo recuerdo.
El caso es que tuvimos que hablar (amistosamente, claro) con algunos grumetillos sobre la ubicación de su flota. Normalmente eso es secreto de sumario, pero las hachas de mithril son un argumento muy sólido y fiable. Ya sabíamos que los almirantes no suelen salir de sus barcos, cosa lógica, son gente importante y no quieren arriesgarse a sufrir "accidentes" en tierra firme. Pero lo dicho, tenían una base al sur del Cabo (que por cierto, tiene una estatua de Janeiro el Gobo im-pre-sio-nan-te, os recomiendo que la visiteis un día).
Con la situación del "puerto" en el mapa, fue cuestión de una visita rápida para localizar el cargamento (no es que nos interesase realmente, pero el cártel Bonvapor paga muy bien). Resultó que no lo llevaban encima, lo habían "guardado" en su fortín... para que no se extraviase, claro. Asi que, despues de unas carreritas a nado que se echaron los jefes nos fuimos a las playas de Tanaris a por el material.
Lo curioso es que nunca antes vi que se pudiese nadar hacia el fondo a semejante velocidad...
Una vez en el fortín la cosa empezaba a animarse, ya que tenían un fiestorro montado. Ron, mujeres, y Metzen que estaba de "visita" (Metzen, por cierto, es el reno de nariz azul del Padre Invierno, un juerguista de cuidado (el reno, no el Padre)). Total, ya puestos a fiesta, ¡dale caña, morena! La que liamos, madre mía, aquello fue un no parar de brazo va, pierna viene, oye, ¿este ojo de quién es?, pues si no es tuyo ya me dirás... En fin, que da gusto trabajar en estas condiciones, ¿verdad?
Al final, nos quedamos un rato más de la cuenta, disfrutando de la playita y del ron (el de los piratas, no creais que nosotros gastamos dinero en juergas), además, nos pagan por tiempo. Os pasaría alguna foto, pero es que ya nos las han denunciado en varias páginas por contenido para mayores de edad...
Lok'tar Ogar!

12/16/2009

Una canción

Entonemos un canto por los caídos
Por aquellos que con su sangre
levantaron los muros de Mor'shan
Por aquellos cuyos cuerpos
alimentan a las aves de la Garganta
y cuya sangre es la que hace florecer
cada primavera los nuevos pastos.

Un canto por los guerreros
que cada día deshonran los salones
de las alimañas que en su día
quebrantaron un noble juramento
y se alzaron como aliadas
contra nuestras nobles gentes
y lo que juntos construímos.

Ellos, elfos que nos arrebatan
el solaz de los bosques de Ashen
las riquezas que ya no les pertenecen
Perdidas junto a sus derechos
por su traicion amarga y cruel
Sus nobles linajes mancillados
vendidos al mejor postor.

Draenianos altivos que otrora
se enfrentasen a la Legión
y a los naga junto a los nuestros
en tierras allende el Portal
en otros mundos donde juraron
ayuda y alianza eternas
Todo vacuas palabras revocadas.

Muerte os digo que nos traen
y muerte será lo que se lleven
No nos arrebataran los que
con tanto esfuerzo, juntos
construímos en pasadas eras
Su poder decae, sus palabras
arrasadas por el viento están.

Lok'narash, gentes! Preparaos
para la guerra que ha llegado
Lok'tar Ogar! Pues no hay
más opción que vencer o morir
No queda más remedio que purgar
las impurezas de la tierra quemada
para que ésta vuelva a ser fertil.

Gol'kosh, dabu!

12/15/2009

El Padre Invierno

Ha llegado el frío y la nieve a todo Azeroth, y a pesar de que las guerras siguen, el clima se ha relajado ante la idea de un chocolate calentito delante de la chimenea de una taberna. Por todos lados, los goblins se agolpan, vestidos como pequeños duendes, ayudando al Padre Invierno a traer regalos a todos aquellos que se hayan portado bien (y sigan vivos).
Pero no es todo felicidad en un mundo en el que las armas hablan mas que las lenguas. Los renos del carro del Padre Invierno han sido secuestrados, y sus regalos han desaparecido. Una nueva oportunidad de aventuras entre el jolgorio y la sangre.
A pesar del intenso frío, los elfos aprovechan para lucir sus galas mas subidas de tono, siempre con un buen forro de tejido invernal, pero con la evidente idea de que pasemos un "buen rato", aduciendo que son los mas hermosos de la Horda (claaaaaro que sí).
Estas fechas puedes tener el lujo de lucirte, ya sea con tus galas, o bien con tus tartas, ya que en todas las ciudades y pueblos se estan montando banquetes, y una taza de chocolate (o de sidra, ya puestos) nunca viene mal para después de un día de matanzas y destrucción masiva, ¿verdad?
Es un buen momento para pasarse por casa, visitar a la familia y dejarles unos regalos de otras tierras, que vean que has pensado en ellos, y lo típico, gorronearles unos días la casa, que para algo tu les estás manteniendo con los sueldos de guerra.
Pues dicho esto, os animo a visitarme. Estaré estos días por Orgrimmar, salvo que tenga que salir a algún "recado". ¡Feliz Festival de Invierno a todos y todas!
Lok'tar Ogar!

12/12/2009

Señores de la magia

Ultimamente hay muchos elfos pululando por Orgrimmar. Viene como representantes de sus señores (Kael'thas y Lor'themar, los más requetemegaguays de todos), para unirse a la Horda. Resulta simpático, que esos estirados nos pidan ayuda. Pero dejad que os cuente como ha sido.

En realidad, los elfos quel'dorei eran parte de la Alianza y muy amigos de los humanos. Vivian al norte de los Reinos, en una ciudad sobrecargada de magia. Sobrecargada, bueno, eso es quedarse cortos. Tenían el Pozo del Sol, una fuente de energía mágica que había desestabilizado una parte del continente. Pero claro, un poder así llama la atención.
Fue en la Tercera Guerra, cuando Arthas el Traidor sucumbió a la Plaga, cuando peor les vino estar en posesión de todo ese poder. Fueron atacados por la Plaga, ya que para resucitar a Kel'thuzad (el sirviente del Rey Lich y muy amigo de Arthas, jejeje), no les valía ningún otro colector de magia.
Privados del Pozo (y de más de la mitad de su población), los elfos se vieron con un "pequeño" problema: su adicción a la magia. Ahora que no tenían energía disponible, les asaltó un síndrome de abstinencia brutal. El principe Kael'thas, el único dirigente que escapó a la masacre, comenzó a colaborar con la Alianza por la promesa de una cura (o al menos, de una solución para "parchear" a su gente). Pero la Alianza, bueno, ya sabeís como son... Al final, acabaron acusados de colaborar con los naga y con Illidan, por lo que les persiguieron como a ratas.
Al final, Kael'thas y una parte de sus fuerzas consiguieron escapar a Draenor, pero el resto se quedó en tierra, al mando de Lor'themar. Viendo que les cerraban el cerco entre la Plaga y la Alianza, no les quedó otra que pedir ayuda a Thrall y a la Horda.

Uno puede pensar, después de esto, que los elfos sanguinarios (sin'dorei, su nuevo nombre) colaboran plácidamente con orcos, trolls, y demás. Nada más lejos de la realidad: aun piensan que son un bastión de cultura y poder frente a razas "inferiores". Si akguna vez os topais con alguno, ya me dareis la razón. En cualquier caso, sus caras bonitas esconden a buenos guerreros que, si no estuviesen viéndose el ombligo, son hasta dignos de ser llamados camaradas.
No todos son así, pero para 2 o 3 que salen de la norma...

Mok'gra!

12/09/2009

Hijos de Arathor

Hay muchas zonas en conflicto por todo Azeroth, pero de ellas, una de las más duras es la Cuenca del río Arathi. Ya sabeis, lineas de suministros, el esfuerzo de guerra no se mantiene solo, y esas cosas.
Pues bien, desde hace un tiempo se nos ordenó ir cerrando las líneas de la Alianza, por lo menos para que no tuviesen recursos a mano (y si encima podíamos recogerlos nosotros, pues mejor, no hay mayor ironía que devolver los recursos a sus legítimos propietarios pero en especie).
En la zona hay una gran cantidad de granjas y serrerías, así como una mina de oro y herrerías preparadas para crear armamento pesado. No se trata de destruírlas, sino de capturarlas para darle tiempo a nuestros hombres a recoger todo el material que sea posible. Por eso no hay máquinas de guerra, y vamos a la lucha de cara, sin ayuda externa.
En este sitio se ve claramente la calidad estratégica de cada general, pues si lo haces bien, es posible cortar las líneas en menos de diez minutos (no es broma, yo participé en una de esas). A veces, no se trata tanto de aniquilar al enemigo, simplemente hay que entretenerlo hasta que se hayan capturado las zonas clave.
La serrería, por ejemplo, es un buen comienzo, ya que está en lo alto de una loma y permite ver todo el terreno de forma clara. También las herrerías, situadas en un islote del río, son un punto clave, ya que puedes controlar toda la zona de forma eficaz.
Pero claro, no es tan facil todo. Recuerda que enfrente hay tipos que no quieren que te salgas con la tuya. ¿Por qué sino iban a enviar guerreros a hacer el trabajo de peones? Esta es la parte divertida, la parte en la que destacamos. Recuerdo cuando un paladín elfo intentó atacar el solo una granja, ¡no veas! Total, que el tipo este se lanza farfullando arengas mientras nuestra retaguardia se iba encargando de sus amigos, y cuando llega a nuestra posición nos quedamos mirándole en plan "¿De qué vas?", el tío mira atras, se ve solo, se caga, y echa a correr por donde vino.
Bonito casco el que llevaba, me quedaba bien. Lástima que le debiese dinero a ese goblin, por lo de las apuestas en las carreras. En fin, mañana nos movilizan de nuevo, a ver que saco.
Lok'tar Ogar!

12/07/2009

Ergo Sum

La vida de mercenario parece más un cuento de hadas que una historia de guerra. Uno lee relatos de guerreros que pasan las noches entre licores y caricias de damas y creen que esta vida es lo mejor. Deja que te cuente algo.
La autentica vida de mercenario descansa en los sueños, como aquel en el que ves unas granjas al fondo...
para luego convertirse en pesadilla cuando es tu antorcha la que las arrasa.
En ese sueño con una niña perdida en el bosque...
convertida en pesadilla cuando es una más de las victimas de una caravana que tu asaltaste.
Eso es ser un mercenario, ser el arma que otros empuñen por su deseo, siempre que tengan con que pagar, si no tu conciencia, al menos sí tu sangre. Verte en la hoja del hacha, mellada en mil batallas, y que cada mella sea una herida sangrante por la que se te escapa el alma.
Un mago no necesita esas pesadillas, mata a gran distancia, sin rencores. Un paladín ni siquiera ve, cegado por la luz de su probidad y virtud. Un caballero de la Muerte tan solo tiene que caminar para extender la desolación. Nosotros no. Matamos cara a cara, vemos el alma del enemigo escapar de sus ojos mientras desclavamos las armas de su inerte cuerpo, conocemos los nombres y gestas de aquellos que nos retan, y las recordamos bien en nuestro cuerpo, con heridas, o en nuestra mente, con pesadillas. Es el precio que se ha de pagar por salir impune de un conflicto.
Somos toscos, rudos, y más directos que una patada en la entrepierna. No estamos hechos para ser consejeros de grandes reyes, pero estos no se atreven a desoírnos, temerosos de ver sus entrañas salpicando nuestra armadura. Ningún mercenario se atrevería a ceñir corona en vez de yelmo, pero por nuestra mano han caído imperios y se han alzado naciones. Somos simples, pero en esa simpleza está nuestro poder, pues nadie se atreve a alzar la mano contra nosotros.
No quieren ser la siguiente mella de la hoja.
Nuestra sangre es moneda de pago universal, dirime guerras y crea ríos y florestas en campos de batalla por doquier, desde las masacres en la Garganta Warsong hasta la Playa de los Ancestros. Es el precio que los señores pagan por su poder, que nosotros le otorgamos en premio a su conducta adecuada hacia nosotros.
Somos guerreros, no cortesanos. Somos el azote del mundo, y estamos encumbrados por ello muy por encima de los reyes. Somos la plaga de este mundo, y su medicina contra otras plagas aun peores.
Esta es la realidad del mercenario, y si aun no ves por qué llevo toda mi vida viviendo así, cuídate, pues puedes ser mi próxima pesadilla.

12/02/2009

El viaje comienza...

Hace calor en Stromgarde. A pesar de ser las ruinas de una gran ciudad, no hay edificios tan altos como para tapar el axfisiante sol de los Reinos. Además, no hay aire, y aun no he decidido qué huele peor: los excrementos de los raptors de las Tierras Altas o el aliento de los ogros.

¿Qué quién soy? Mi nombre es Kalagann, y he nacido como orco libre de la Legión en el desierto de Durotar. Curioso que habiendo vivido en un desierto me queje del calor, pero es que aquí se te pega a la piel. La humedad, será... Echo de menos mi tierra, a pesar de que mi actual patrón me pague muy bien por mi estancia en Arathi.

Ah, sí, no lo había dicho. Soy un guerrero, un mercenario, que viaja a donde le diga el que mejor me pague para hacer lo que requiera: asesinatos, guerras, escoltas, cocinar, lo que sea. Hace tiempo tuve un buen empleo en Orgrimmar, mi ciudad, pero se me acabo ese chollo (lo acabé, mejor dicho), y tuve que emigrar al este a buscarme algo. Dejad que os cuente un poco.

En Orgrimmar viven los clanes orcos y trolls, y uno pensaría que es todo felicidad en el bastión de la Horda, pero nada más lejos de la realidad. Debajo de la superficie hay todo un poso de traidores que trabajan para traer de regreso a la Legión (una horda de demonios que... bueno, ya os contaré eso otro día). Los peores de ellos son los brujos del clan Filo Ardiente. Se llaman así por que viven en el subsuelo de Orgrimmar, unas cavernas con lagos de lava, donde se esconde su lider, Taragamann el Hambriento.

Ese es el chollo que se me acabó: tuve que acabar matando al demonio. No es que fuese facil, imaginate, con toda esa lava en el suelo y un bicharraco enorme intentando arrancarme el..la... la cabeza, vaya. Pero bueno, soy yo el que está escribiendo el diario y no él.

Otro día os sigo contando más cosas, como la vez que asalte el Castillo Oscuro con los Errantes, o cuando... mmm... mejor no os doy más detalles.

Lok'tar Ogar!

Amigos y más